Forbantes. La Novela Completa

29 de Agosto de 1723

A las 8 la campana tocó a muerto y comenzó el funeral por Elías. Toda la tripulación estaba presente. Andrea, entre Goliat y el capitán, se aferraba a los hombros de Tommy y era el blanco de todas las miradas pues su rostro, aunque serio, no podía ocultar el dolor que sentía.

Colocaron sobre una reja la hamaca que contenía el cuerpo del viejo lobo de mar y la cubrieron con una bandera pirata. El capitán dio un paso al frente y, oficiando la ceremonia, leyó el servicio funerario. Evaristo quitó la bandera y los demás empujaron la reja sobre el borde de la cubierta. El cuerpo de Elías se introdujo en el agua con un leve chapoteo mientras Andrea apretaba el brazo de Goliat.

Poco después se subastaron las cosas de Elías entre los marineros para, como era costumbre, darle el dinero recaudado a la viuda.

 

Cuando todo acabó la rutina volvió al barco. Andrea no había dicho una palabra en todo el día, su sonrisa se había borrado y no quiso salir de la cocina para nada. Por eso Tommy, preocupado, corrió al camarote del capitán después de la cena. Guillermo estaba cubriendo el diario de a bordo.

– Capitán.

– Dime Tommy. – estaba extrañado, Tommy no acudía a su camarote tras la cena a no ser que la cosa fuese grave.

– Andrea está triste.

– Lo sé pequeño, pero es normal, ha perdido a su mejor amigo, – quizá al único que tenía, pensó el hombre – iré a verla cuando acabe con todos estos papeles.

– Ya, pero es que no quiere irse a dormir, dice que se va a quedar haciendo el turno de noche por si los hombres tienen hambre.

– ¿Qué absurda idea es esa? Traedla a aquí, los papeles pueden esperar.

Al poco rato Goliat y Tommy entraban con Andrea.

– Podéis retiraros a dormir, yo tengo que hablar con Andrea.

Los dos obedecieron. Guillermo observó a Andrea, inmóvil cerca de la puerta, su rostro triste y pálido le hizo comprender que, a pesar de tener miedo, Andrea luchaba con todas sus fuerzas por no parecer débil ni asustada.

 – Andrea – le dijo acercándose – no puedes seguir así, – con un dedo le levantó la barbilla y la obligó a mirarle – desahógate pequeña, llora, aquí no te verá nadie más que yo. – las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y se aferró a él desconsolada.

Hacía tanto tiempo que no veía llorar a una mujer sinceramente que se quedó pasmado. Entonces reaccionó y, abrazándola, la apretó contra sí hasta que, poco a poco ella se fue calmando.

– ¿Mejor? – le preguntó él secándole las lágrimas con los dedos.

– Si, perdona. – le dijo apartándose.

– No importa, es normal que te duela y te impresione, seguro que es la primera vez que ves morir a alguien, – ella afirmó – pero ahora hay que seguir adelante, pequeña, ¿entendido?

– Si. – le dijo, aunque no muy convencida.

– ¿Pero? – le preguntó. Ella negó con la cabeza e intentó irse, pero él la obligó a sentarse en la cama y se sentó a su lado – ¿Por qué no confías en mí, Andrea? ¿Qué te pasa?

– Sé que soy cobarde y egoísta, pero tengo miedo.

– ¿Miedo de qué?

– Ahora estoy sola y… ¿qué voy a hacer si Balbina no me acepta o si le ha pasado algo? ¿A dónde voy a ir?

– Andrea, no estás sola. Balbina estará bien y te aceptará, pero si no lo hace ya veremos lo que podemos hacer, no vas a quedarte sola, yo me encargaré de eso. Ahora es momento de descansar y olvidar las preocupaciones ¿Vale?

Ella afirmó y, ya iba a levantarse, cuando Guillo la retuvo.

– Quítate la ropa y métete en la cama. – ella lo miró asustada – Si vuelves a allí los despertarás a todos. Yo dormiré por fuera de las mantas ¡Maldita sea! ¿Por qué, por una vez, no puedes confiar en mí?

Ella obedeció sin contestar, mientras el capitán iba a acabar el papeleo que le quedaba pendiente. Después se dirigió a la cama y se tumbó, pegado a su espalda y le pasó un brazo por la cintura.

– Guillo, no tienes que hacerlo, – le dijo sintiéndose culpable – puedo ir a mi cama si lo prefieres o a…

– ¡Duerme! – ordenó – Claro que tengo que hacerlo, me has guardado la cena.

– Gracias, hoy no sería capaz de dormir sola.

– Lo sé, descansa pequeña.

Y momentos después Andrea dormía plácidamente en sus brazos mientras Guillo velaba su sueño, pensando en cómo él también se había sentido desamparado hasta que el antiguo capitán del barco lo había acogido. A pesar de ser calificado de hombre cruel y desconsiderado con sus enemigos, también era cierto que no lo era en absoluto con sus amigos, siempre recordaría aquel gesto de amistad del capitán, ahora le tocaba a él proteger a aquella muchacha.

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2 respuestas a “Forbantes. La Novela Completa

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  1. Preciosa novela romántica de quinceañera fantasiosa… (palabras de la autora)
    He disfrutado y me he asombrado con todos los detalles (no solo los técnicos).

    Conozco a la autora y quiero felicitarla, soy amante del género ¨policiaco¨ y hacía muchos años que no leía aventura, he vuelto a los tiempos de Verne, Conrad, Kipling, …
    Romántica, amena, final a la altura de las circunstancias y una puerta abierta ¿será cierto que esta basada en el diario de su abuela Andrea?

    Gracias Condesa ha sido un placer leer su novela.

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    1. Paquita, primero que todo decir que conocerte ha sido y es un auténtico placer.
      Segundo, que tus palabras siempre son música para mis oídos, pero en este caso me has sacado los colores jeje.

      Me alegro muchísimo de haber podido recordarte aquellos tiempos de aventuras y autores increíbles y mágicos, de que la novela haya sido de tu gusto y de que no pertenezcas a la legión de seguidores que quieren asesinarme por escribir ese final jajaja.

      Por todo, gracias, gracias, gracias. Es un placer escribir para personas bellas como tú.

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