Forbantes. La Novela Completa

7 de Septiembre de 1723

Guillermo, agotado tras trabajar toda la noche, se dirigió a la cocina, donde Andrea fregaba los cacharros del desayuno. Se acercó a ella y la besó en el cuello.

– ¡Guillo! ¿Qué haces? – le preguntó girándose.

– Intento ganarme un favor. – se explicó sonriendo – ¿Le cambiarías el vendaje a este pobre hombre indefenso?

– Tú no eres un pobre hombre indefenso. – protestó ella riendo la broma – Iré ahora.

Cuando Andrea llegó al camarote Guillo ya se había desnudado y metido en la cama, y cubierto con la colcha, luchaba por mantenerse despierto. Ella le lavó la herida otra vez y, aplicándole un emplasto recomendado por Evaristo, le vendó el hombro de nuevo; mientras Guillermo pensaba en que le agradaba que se preocupase por él y le cuidase.

– Ya está, ahora duerme, tienes que descansar para que te hagan efecto las hierbas. – pero como él miró hacia la mesa continuó – De eso nada, yo lo haré. ¡Descansa!

– Gracias. – contestó Guillo acostándose y dejándose arropar. Le gustaba tenerla cerca, aunque no pensaba reconocerlo nunca porque los demás lo malinterpretarían.

 

El día transcurrió en calma, Andrea se pasó el resto de la mañana charlando con Goliat y, por la tarde ayudó a Tommy a estudiar mientras cosía una vela.

Después de una cura de sueño y una buena cena, el capitán asumió de nuevo el mando del galeón y manejaba el timón sobre el mar que rizado, intentaba impedir que mantuviese el rumbo. Dos horas después, cuando su turno acabó, y al ver que Andrea había ido a acostar a Tommy para poder irse a dormir, Guillermo decidió no molestarla y le pidió a Evaristo que le cambiase las vendas. Después de tantas horas de timonel su brazo necesitaba descansar, tenía tanta tensión acumulada en él que ya empezaba a dolerle al moverlo. Evaristo le quitó el vendaje y le palpó el brazo luego de limpiar la herida.

– Ha hecho un buen trabajo, – afirmó el médico – no está hinchado.

– Eso parece. – recalcó Guillo pensando en lo diferentes que eran el tacto de las suaves manos de Andrea y la rudeza de las callosas manos del médico.

Evaristo le vendó el brazo de nuevo y Guillo se acostó para dormir. Cerró los ojos, pero los calambrazos de dolor que provenían de su brazo le impedían conciliar el sueño.

Después de dos horas de insomnio se quitó la venda y observó que su hombro estaba hinchado, al tiempo que recordaba el cuidadoso masaje que Andrea le había realizado con mimo para relajar el músculo antes de vendarlo, impidiendo así que se inflamase. Pensó en ir a llamarla, pero se sintió ridículo y dependiente, por lo que, aguantando el dolor, se metió en la cama y el insomnio fue su compañero durante toda la noche.

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2 respuestas a “Forbantes. La Novela Completa

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  1. Preciosa novela romántica de quinceañera fantasiosa… (palabras de la autora)
    He disfrutado y me he asombrado con todos los detalles (no solo los técnicos).

    Conozco a la autora y quiero felicitarla, soy amante del género ¨policiaco¨ y hacía muchos años que no leía aventura, he vuelto a los tiempos de Verne, Conrad, Kipling, …
    Romántica, amena, final a la altura de las circunstancias y una puerta abierta ¿será cierto que esta basada en el diario de su abuela Andrea?

    Gracias Condesa ha sido un placer leer su novela.

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    1. Paquita, primero que todo decir que conocerte ha sido y es un auténtico placer.
      Segundo, que tus palabras siempre son música para mis oídos, pero en este caso me has sacado los colores jeje.

      Me alegro muchísimo de haber podido recordarte aquellos tiempos de aventuras y autores increíbles y mágicos, de que la novela haya sido de tu gusto y de que no pertenezcas a la legión de seguidores que quieren asesinarme por escribir ese final jajaja.

      Por todo, gracias, gracias, gracias. Es un placer escribir para personas bellas como tú.

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