Forbantes. La Novela Completa

9 de Septiembre de 1723

La tormenta había pasado, pero Guillermo había resultado herido grave y “El Temido” estaba destrozado.

Gorka asumió el mando y los marineros, todavía reponiendo fuerzas gracias a la comida y los cuidados de Andrea y Evaristo, se pusieron manos a la obra: su objetivo, retomar el rumbo y llegar a las Seychelles, era imprescindible realizar un gran carenado para continuar.

Horas después de la comida el barco tenía un aspecto lamentable. Había salido el sol y el viento se había calmado, pero “El Temido” ya no gozaba de su antiguo esplendor y ofrecía una apariencia que, de estar inmerso en la niebla, resultaría fantasmagórica, pero que, en un día como aquel, resultaba patética.

Aquel poderoso barco que habitualmente desafiaba al mar y al viento había luchado hasta el límite de sus fuerzas contra el temporal, y sus consecuencias eran más que patentes.

El casco se mantenía intacto, pero varios tablones habían sido arrancados de la cubierta. El palo mayor y el palo trinquete habían sido engullidos por las aguas, y al palo de mesana le faltaban varios trozos que habían sido arrancados por la tormenta, por esa razón colocar las pocas velas que podían en su lugar no era tarea fácil. Además de la dificultad añadida de que el único palo aprovechable no estaba en buenas condiciones, tenían que colocar los paños de forma que resistiesen la presión del aire y tirar del galeón que, a pesar de parecer destartalado, iba lleno de cañones, munición, muebles y demás cosas que, antes de la tormenta se habían guardado para protegerlas y ahora secaban al sol.

Para completar el desolado marco varios marineros presentaban una apariencia acorde con el barco: uno tenía la cabeza vendada, otro un brazo, uno de los más robustos padecía una ligera cojera en su pierna derecha,…

El capitán había sido trasladado al camarote que habían limpiado Goliat, Gorka y Andrea. Lo habían quitado todo, sólo una hamaca seca continuaba sobre el cajón que hacía de cama, el resto del mobiliario lo habían sacado a afuera para dejarlo secar e impedir que pudriese la madera. Evaristo, el médico, estaba con él. Le había aplicado una cataplasma sobre el golpe y, por la noche, poco después de que Guillo recuperase el conocimiento y se enterase de los detalles más importantes, se fue para dejar pasar a Andrea, a una Andrea que jamás Guillo había visto…estaba entre furiosa e histérica.

Guillo, que estaba en la hamaca, se incorporó un poco, sentándose para observarla. Ella con los brazos en jarras, desafiante y con un brillo peligroso en los ojos, lo miraba enfadada.

– ¡Maldito cabezota! – explotó la mujer cuando él sonrió para provocarla – ¿No podías quedarte dentro? ¡No! Tenías que salir a hacerte el héroe por el barco adelante…y mírate ahora, ¿ya estás más a gusto? Te lo advertí y no…

– ¡Basta! – ordenó él enfadado, le molestaba que aquella estúpida mujer no comprendiese que lo había hecho porque tenía que hacerlo, porque era su cometido como capitán, no por hacerse el valiente – Saldría de nuevo aunque supiese que el mástil me iba a partir la cabeza. Soy el capitán del barco, era mi obligación y hago lo que me da la gana, ¿entiendes? No dejaré que una mujer caprichosa me dé órdenes.

– ¿El capitán? ¡Lo que eres es un estúpido imbécil! – le gritó al ver que él no entendía su preocupación.

– ¡Deja de provocarme así o te tumbaré en el suelo y sabes lo que te haré aquí mismo! – estalló Guillermo levantándose y acercándose a ella un poco mareado.

– ¡Cerdo! – exclamó ella abofeteándolo – ¡Siempre pensando con la entrepierna! ¡No te das cuenta de que todos…- Guillo sí que había comprendido, lo sabía, pero ambos necesitaban descargar tensión, así que siguió fingiéndose enfadado.

– ¡Luego no digas que no te lo advertí! – y la abrazó tumbándola sobre la hamaca. Se acostó sobre ella y la besó en la boca, pero no como aquella vez, sino de forma suave.

Sorprendido se dio cuenta de que ella lo abrazaba y respondía a sus besos tiernamente. Su lengua empezó a explorar la boca femenina al tiempo que sus manos, enfebrecidas, le recorrían el cuerpo. Pero entonces el sabor salado de sus lágrimas le indicó que estaba llorando y, confuso, se apartó un poco para mirarla.

– Pequeña, no llores. Ya sabes que no te haré nada si tú no quieres.

– ¡Eres un idiota! – sollozó Andrea abrazándose a él – Pudiste haber muerto, todos estábamos preocupados.

Guillermo, enternecido por su preocupación, se incorporó sentándose y la cogió en el colo acariciando su pelo y sus mejillas hasta que ella dejó de llorar.

– ¿Acaso te apenaría eso? – preguntó conmovido.

– Sabes que sí. Eres mi mejor amigo. – confesó ella avergonzada.

– ¡Vaya! ¿No me digas que la niña buena, además de preocuparse, se ha enamorado del horrible pirata? – le preguntó para incomodarla.

– ¡Eso ni lo sueñes! – exclamó Andrea, y salió disparada de sus brazos y del camarote cerrando la puerta, mientras Guillo se volvía a tumbar riéndose…sabía que era cuestión de tiempo que ella lo reconociese…

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2 respuestas a “Forbantes. La Novela Completa

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  1. Preciosa novela romántica de quinceañera fantasiosa… (palabras de la autora)
    He disfrutado y me he asombrado con todos los detalles (no solo los técnicos).

    Conozco a la autora y quiero felicitarla, soy amante del género ¨policiaco¨ y hacía muchos años que no leía aventura, he vuelto a los tiempos de Verne, Conrad, Kipling, …
    Romántica, amena, final a la altura de las circunstancias y una puerta abierta ¿será cierto que esta basada en el diario de su abuela Andrea?

    Gracias Condesa ha sido un placer leer su novela.

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    1. Paquita, primero que todo decir que conocerte ha sido y es un auténtico placer.
      Segundo, que tus palabras siempre son música para mis oídos, pero en este caso me has sacado los colores jeje.

      Me alegro muchísimo de haber podido recordarte aquellos tiempos de aventuras y autores increíbles y mágicos, de que la novela haya sido de tu gusto y de que no pertenezcas a la legión de seguidores que quieren asesinarme por escribir ese final jajaja.

      Por todo, gracias, gracias, gracias. Es un placer escribir para personas bellas como tú.

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