Manual para ser FELIZ. El libro Completo

INTRODUCCIÓN: Lo que necesitas saber

Antes de que puedas poner en práctica los pasos que te explico en los siguientes capítulos quiero aclararte algunas cuestiones:

La Bibliografía:

A lo largo del libro verás que hay una serie de números pequeños al lado de algunas palabras, como este [123]. Son referencias bibliográficas. Lo normal es poner en ellas archivos científicos para respaldar las teorías y temas de un manual.

Pero mi intención no es crear una bibliografía aburrida que nadie lee y ocupa espacio, sobre todo teniendo en cuenta que a día de hoy cualquiera puede encontrar esos estudios en internet.

Por eso he decidido dejarte en esas referencias, enlaces hacia videos y artículos interesantes que profundizan más en el tema. Así no tienes que perder el tiempo buscando si quieres saber más sobre algo de lo que te cuento.

Las ideas que te impiden ser feliz:

Ahora una pequeña explicación para que puedas alcanzar y mantener esa ansiada felicidad.

Este capítulo está dedicado a la parte más racional de tu cerebro, la que necesita pruebas científicas o argumentos lógicos para convencerse de que puedes ser feliz.

Pues verás: la felicidad es una decisión personal, una forma de vida, una manera de pensar. No es una meta o un logro que está al final del camino. La felicidad es la actitud con la que decidimos recorrer ese camino, la versión de la realidad en la que escogemos vivir.

Como es una actitud interna que podemos elegir, no depende de la suerte ni de las circunstancias. Que tú hayas decidido interesarte por este manual, ya implica que deseas ser feliz y que quieres intentar poner todo lo que puedas de tu parte para serlo. Y, como en la mayoría de los casos, si crees que puedes hacer algo, ya tienes la mitad del camino recorrido.

Si ser feliz es cuestión de actitud, la actitud es una elección, un hábito. Y los hábitos se pueden moldear y practicar hasta que se quedan a nuestro lado para siempre. De esa forma llega un día, en que los llevamos a cabo sin ningún esfuerzo.

Definiendo conceptos:

Entonces vamos a empezar por el principio, lo primero es definir qué es la felicidad, porque no podemos ser algo si no sabemos lo que es.

Y para explicártelo sin ambigüedades voy a utilizar el mejor recurso que tengo a mi alcance, uno completamente neutral: el diccionario.

“Felicidad: Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.”

Habrás escuchado cosas como que la felicidad es la emoción que sientes cuando alcanzas una meta, cumples un sueño o adquieres lo que anhelabas. Pero no permitas que te confundan. A eso pueden llamarle logro, orgullo, satisfacción y mil cosas más, pero no felicidad.

Esa definición sólo es una explicación enrevesada con la que la sociedad exigente en la que vivimos trata de convencernos de algo: de que no es alcanzable, de que no depende de nosotros ser felices, de que cuesta trabajo y dinero y que tenemos que embarcarnos en esa loca carrera del “comprar y tener”.

 

Pero la felicidad es algo más simple, más positivo, más accesible. No depende de tu nivel adquisitivo, de tus capacidades como líder o trabajador incansable, ni de lo que tienes. Ser feliz SÓLO depende de ti, de lo que eres como ser vivo.

A riesgo de resultar pesada voy a repetirlo porque esta es la idea más importante, el concepto básico en el que baso todo mi sistema de creencias para conseguir esa anhelada felicidad:

“Felicidad: Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.”

 

¿Has visto? La felicidad es un estado de ánimo. Este es ya de por sí un secreto muy importante.

Es más fácil de entender si vamos paso a paso, definamos qué es un estado:

 

“Estado: Situación o modo de estar de una persona o cosa, en especial la situación temporal de las personas o cosas cuya situación está sujeta a cambios.”

 

 

Con sólo echarle un vistazo a la definición te habrás dado cuenta que menciona constantemente la idea de tiempo, de cambios. Por eso, si sabes que la felicidad es un estado, también entenderás que fluctúa.

Ahora ya sabes que la felicidad no es ese positivismo desproporcionado y patológico, ese poner siempre al mal tiempo buena cara sin saber muy bien qué hacer, sintiéndonos mal cuando no lo vemos todo de color de rosa.

No todos los días son alegres, no siempre conseguirás estar en un estado de felicidad absoluta, pero quizá en eso consiste el mayor secreto de la felicidad: en saber que tenemos derecho a ser felices a ratos, y en ser condescendientes con nosotros mismos cuando no lo conseguimos. Podemos vivir tranquilos porque a cada segundo podemos volver a intentarlo.

 

Vamos ahora con la segunda parte de la definición: 

“Ánimo: capacidad humana de experimentar

emociones y afectos, y de comprender.”

Con esto claro, también sabes que ser feliz está a tu alcance, porque eres humano y el ánimo es una capacidad que tienes por el simple hecho de haber nacido.

Así que si recapitulamos, con todo lo que sabemos hasta ahora:

“Felicidad: Situación o modo de estar temporal de una persona capaz de experimentar emociones y afectos, en la que se siente satisfecha por disfrutar de algo bueno.”

 

Pues sólo nos queda definir qué es “algo bueno”.

Podrás ver que en el diccionario hay un montón de entradas para definir qué es bueno, pero si dejamos de lado lo que tiene que ver con la moralidad y nos quedamos con la definición más literal:

“Bueno: que tiene un efecto positivo, que es satisfactorio, favorable o beneficioso, que causa placer o satisfacción, es adecuado u oportuno, apacible o agradable a los sentidos.”

 

¿Te das cuenta ahora del montón de posibilidades que tenemos para ser felices? Hay muchísimas cosas que cumplen alguno de esos requisitos, incluso todos.

En resumen:

Ser feliz es, para cada ser vivo, una cosa, porque depende de lo que para ti resulte agradable, de lo que consideres beneficioso, adecuado o incluso oportuno. Por eso la felicidad es algo muy personal y se ha definido de tantas maneras:

La felicidad es una mezcla equilibrada entre soñar y desear, a la vez que estamos despiertos y disfrutamos de cada paso. Todo sabiendo que nada es eterno y, así como lo bueno se va, después de las épocas duras vendrán tiempos mejores.

La felicidad es un estado de calma, la calma que te aporta el saber que no hay mal que por bien no venga, y que todo lo que nos sucede tiene un sentido y nos ayuda a avanzar, porque hasta una patada en el culo te puede empujar hacia delante.

Ser feliz es tomar la decisión de responsabilizarnos de nosotros mismos, de tener un corazón sereno y amable, y de encarar el temporal con la seguridad de que después de la tormenta siempre vuelve a salir el sol.

Ser feliz es también aprender a disfrutar de todo lo bueno que viene, a encarar lo menos bueno con la mejor actitud posible y a atraer lo mejor que nos puede pasar, ofreciendo a la vida la mejor versión de nosotros mismos.

 

Como puedes ver, da igual cómo definas la felicidad, es un estado que surge de una actitud que decidimos aplicar en nuestra vida.

Y lo mejor de todo es que, para conseguirla, sólo tenemos que decidirnos a dar el paso, atrevernos a ser felices.

Por eso cada mañana, cuando mires tu armario y no sepas qué ponerte, recuerda que de todo lo que lleves puesto, tu actitud es lo más importante, así que un complemento que puedes llevar y va con todo es “la felicidad”.

Deja de desear ser feliz, elígelo y disfrútalo.

 

¿Ya has elegido ser feliz? Pues vamos a conseguirlo…

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