Manual para ser FELIZ. El libro Completo

PASO 10: Sé comprensivo

Aceptar a los demás como son y ser empático es una opción mucho más reconfortante que dedicarse a criticar. Ser paciente siempre ayuda, no sólo con los demás, sino también con uno mismo [45].

Ten en cuenta que no conoces las circunstancias personales de los demás y que tendemos a dejarnos llevar por pensamientos y valoraciones sesgadas. Vamos a poner ejemplos porque es más sencillo de ver:

Imagina que estás en la cola del súper, tienes prisa, no vas a conseguir llegar a tiempo a donde tenías que estar. Te sobra qué hacer y la persona que está en caja cobrando es lenta, torpe, poco amable; vamos, digna de ser despedida, según tu opinión.

Te está complicando la vida, por su culpa no vas a llegar a tiempo a casa, no podrás preparar la comida, vas a ir con el estómago vacío al trabajo, no vas a rendir lo suficiente, te van a despedir, vas a perder tu casa, tu familia va a dejarte de lado porque tendrás que vivir bajo un puente y cuando acabes en la cárcel por indigente nadie volverá a acordarse de ti.

Resumiendo: morirás entre terribles sufrimientos enfermo en una oscura y lóbrega celda por culpa de esa persona lenta y torpe. xD

 

Ahora, imagina que esa persona acaba de incorporarse a su puesto tras recibir esa mañana el resultado de unas pruebas médicas en las que le dicen que tiene un cáncer.

O que acaba de reincorporarse al trabajo después de coger los días que le corresponden por haber perdido un hijo, a su pareja, a sus padres.

O que tiene un mal día porque no puede dormir por las noches porque ha de cuidar a algún familiar enfermo. O simplemente que se ha levantado con el pie izquierdo, o que no es feliz porque su vida le parece horrible, triste y deprimente y ese trabajo contribuye a fijar esa idea.

O porque su vecino diabólico lleva noches sin dejarla dormir poniendo la música hasta las 2 de la mañana.

Ponte en su lugar, entiende a la persona. Practica la empatía [46].

Creo que tu opinión sobre esa persona cambiaría, tendrías más paciencia con ella porque la situación lo requiere, podrías hasta sentir lástima. Recuerda que hasta hace 2 minutos ella era la culpable de arruinar tu vida.

Pues en estas ocasiones nos salva de perder la felicidad un proverbio árabe:

 “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.”

– Proverbio Árabe –

Resulta más sencillo ser amable y dedicarle una sonrisa, que desearle un futuro horrible o que maldecir a toda su descendencia y ascendencia. Total, tarde vamos a llegar igual. Pero no es lo mismo llegar tarde y enfadado a casa, que llegar tarde y alegre.

Puede que la persona agradezca nuestro gesto, o puede que no y siga siendo desagradable y torpe. No importa, no nos tiene que importar, porque cada uno sólo es responsable de su propio comportamiento y del poder que le otorga al comportamiento de los demás [47].

 

Recuerda también que no eres el centro del universo, las personas no actúan así para incomodarte.

La persona que cobraba no conoce tu vida, no sabe si llegas o no tarde y en todo caso no es su problema. Esa persona ya tiene suficiente con sus problemas. A veces, tu mirada de mala chispa y tu cara de desearle lo peor, sólo contribuyen a aumentar su ira o su enfado creando un diálogo interno de tipo “¿está usted cabreado señor cliente?, pues yo también tengo prisa y problemas y me tengo que aguantar aquí cobrándole, así que voy a actuar con el doble de lentitud”.

Así que la próxima vez que la vecina del 5º no te salude podrías pensar que no es por mala educación o porque te tenga manía, sino porque ni te vio. O incluso que no tiene porqué saludarte ella primero, a ti no te cuesta nada hacerlo, no pierdes caché ni eres menos dign@ por ser la primera persona en desear un buen día a los demás.

Si siguiésemos ese razonamiento nadie saludaría a nadie, nadie haría nada por los demás y, sobretodo, tendríamos que pactar qué días o en que alternancia saludamos primero.

Una vez que te paras a pensar en los demás y entiendes que su actitud no tiene que ver contigo, empiezas a ser más comprensivo, a tener más paciencia con los ellos y contigo mismo.

 

A mayores ya te digo que el que tú avances en tu camino de crecimiento personal no quiere decir que los demás estén en la misma onda. Que tú perdones, pidas perdón, te responsabilices de tus cosas o seas más comprensivo, no quiere decir que los demás automáticamente vayan a serlo contigo.

Y no es injusto, es normal. Al fin y al cabo, hace 2 días, tú tenías una libreta llena de cosas horribles y eras intratable, o no tenías ni idea de todo lo que se podía conseguir siendo amable y los que ya lo eran, tenían que batallar contigo.

Por eso es importante que entendamos que todos los procesos llevan tiempo, que cada persona tiene su ritmo y que para ser comprensivo es importante aprender a conservar la calma.

Decía Buda:

“Sé selectivo en tus batallas, a veces conviene más tener paz, que tener razón.”

– S. G. Buda –

Discutir hace que tu nivel energético disminuya y te quita recursos que puedes dedicar a cosas más importantes. El carácter puede meternos en problemas, una reacción loca, palabras que no se quieren decir, momentos de nervios (vamos, ese derecho a equivocarnos que tenemos). Pero es la necesidad de tener la razón, lo que nos mantiene en ellos, el orgullo, la cabezonería.

Cada vez que a tu cabeza se le dé por enfadarse con alguien o por culparla de tus desgracias, pregúntate para qué lo haces. Es muy fácil juzgar a una persona por su actitud, por su comportamiento, colgarle mil etiquetas y perder un día de alegría y felicidad por la actitud de 5 minutos de otro ser vivo.

¿Vale la pena? Para mí no, tendemos a tener prejuicios ante todo y contra todo y es lógico, sí, lo es. Nuestro cerebro se creó para sobrevivir en la selva, para tener que tomar decisiones en milésimas de segundo que podrían salvarnos la vida [48]. Para lograrlo la forma más rápida es crear etiquetas valorando ejemplos o sucesos anteriores.

Entonces ¿te pido que vayas en contra de la naturaleza y cambies tu estructura cerebral? ¿Pero no dijiste que este era un manual de consejos sencillos?

Pues claro, no te pido que de hoy para mañana dejes de etiquetar y prejuzgar, te pido que te detengas, que seas consciente de que lo haces porque ese es el primer paso [49].

Eso no es ir a contra corriente, entre otras cosas porque hay muchas decisiones para las que te detienes a pensar. Y no, no me refiero a decisiones cruciales del tipo: a qué dedicar tu vida, dejar o no de fumar, casarte, tener hijos, etc…

Me refiero a que si puedes frenar a tu cerebro durante 5 minutos, para tomar una decisión tan carente de importancia vital como para elegir el color de los calcetines que te vas a poner, bien puedes dedicarle otros 5 minutos a tu vecina del 5º. ¿No estás de acuerdo?

Quiero nombrar aquí otro proverbio, esta vez perteneciente a los Sioux:

“Antes de juzgar a una persona, camina 3 lunas con sus mocasines.”

– Proverbio Sioux –

O la versión occidentalizada: antes de juzgarme ponte mis zapatos, recorre mi vida desde el principio, y veremos si consigues llegar tan lejos como yo lo he hecho (si, una vez más compitiendo).

Ya que eso es imposible, lo mejor es tener paciencia y ser comprensivo. Una vez más cuestión de actitud y hábito.

¿Cómo conseguirlo? Pues aplicando el primer Paso: siendo feliz. Porque ser feliz es agradable, contagioso y cambia todas nuestras perspectivas.

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