Manual para ser FELIZ. El libro Completo

Prólogo

Hola,

Soy la autora de este manual y quiero explicarte el motivo que me ha llevado a escribirlo.

 

Llevaba años saliendo a la calle y fijándome en las caras de las personas, es una manía que tengo la de observarlo todo con cierta curiosidad.

Las personas que discutían con el manos libres puesto eran un pequeño club de locos, los que se escondían tras el móvil eran vergonzosos o introvertidos y los que miraban al infinito como ausentes eran personas bastante mayores, o filósofos en busca de respuestas existenciales. Los demás, es decir, la inmensa mayoría, caminaban como yo, pendientes de su entorno, disfrutando o curioseando lo que les rodeaba.

Con el tiempo y acentuado por la crisis, las personas apesadumbradas, tristes o enfadadas empezaron a ser más comunes. Las caras de amargura, los ojos desilusionados, esa forma de caminar apurada, agobiada, sin tiempo para nada, se hizo mucho más común.

Mirase a donde mirase me rodeaban las madres y padres que discutían a voz en grito con sus hijos por detalles que en otro tiempo provocarían una sonrisa. También los niños melancólicos y retraídos, las parejas discutiendo, los amigos que vagaban juntos sin dirigirse la palabra y las personas mayores a las que la vida empezaba a pesarles demasiado en las espaldas.

Los conductores que reían y cantaban al son de la radio, dieron paso a las caras avinagradas y con el ceño fruncido tras el parabrisas; los ancianos que paseaban con su familia, se convirtieron en zombis que se llevaban a tirones para no perder tanto tiempo; las mascotas felices que olisqueaban aquí y allí, se volvieron obligaciones desagradables que eran arrastradas por la calle para que hiciesen sus cosas de una vez y poder dejarlos de nuevo en casa.

Tiempo, tiempo, tiempo, a todos les empezó a preocupar el no tener tiempo, el pasar de una cosa a otra con la lengua fuera, el parecer no llegar a todo lo que hay que hacer. Las obligaciones y los problemas les asfixiaban y no les dejaban vivir, les exprimían hasta la última gota de alegría y tranquilidad de su vida.

La tristeza y el desánimo llegaron para quedarse y con el tiempo acumularon tanto poder que se convirtieron en un cúmulo de amargura, en una fuente inagotable de problemas de salud, de conducta, de conflictos y de quejas.

 

Cuando se habla del pasado, de aquella época mejor, de la felicidad que había antes y de que a nadie le faltaba de nada, parece que olvidamos lo más importante: no es la situación la que cambió, somos nosotros.

Antes todo parecía tener salida, éramos optimistas, conseguíamos ver luz al final de casi cualquier túnel. Pero a fuerza de escuchar noticias macabras, quejas continuas, fuentes inagotables de problemas y de que los medios de comunicación hayan moldeado, fustigado y agrandado nuestros miedos, nos volvimos miserables, vivimos aterrorizados por si perdemos lo poco que tenemos. Y de paso, empezamos a odiar a todo lo que nos rodea, todo es rivalidad, angustia o miedo.

Me molesta, no me gusta salir a la calle y ver tristeza en cada recodo, me duele profundamente que las personas hayamos olvidado que ayudar y que nos ayuden no es algo insólito, que todo se puede conseguir, que la unión hace la fuerza. Me crispa esa burbuja de amargura que quiere engullirme cada vez que salgo a la calle y tengo que relacionarme con el mundo. Así que he decidido hacer lo que pueda para cambiarlo.

 

No hace demasiado tiempo yo también estaba cegada por esa corriente tremendista, por esa idea de que todo es horrible y por la impotencia que te genera la seguridad de que no puedes hacer nada para cambiarlo. Pero conseguí cambiar, porque cambiar y no dejarse arrastrar es cuestión de práctica y de actitud, y nunca es tarde para intentar ser feliz.

Y esta es mi alternativa, de ese intento de hacer algo más que quejarme por la situación nace este manual, porque todos podemos ser felices, si yo lo he conseguido, por y a pesar de las circunstancias, tú también puedes lograrlo.

No es difícil, está al alcance de cualquier persona, sólo hacen falta ganas. Sé que cuando estás en el fondo de tu propio pozo de desdichas lo que más te suelen faltar son ganas, pero yo quiero animarte. Prueba, intenta, no pierdes nada y puedes ganar algo tan importante como recuperar y ser dueño de tu propia felicidad.

Al principio quizá te cueste tener las ganas y te parezca una tarea titánica, pero un camino de 1000 millas siempre empieza con un pequeño paso y, aunque no te lo creas, tú ya lo has dado: tienes este libro entre las manos y has decidido echarle un vistazo.

Quiero darte la enhorabuena, ya has conseguido dar el primer paso para ser feliz.

TODO pasa por algo y está claro que el universo está de tu parte. Sigue caminando… Apuesta por ser feliz.

 

Finalmente, si tuviese que definir en una sola frase la razón por la que he decidido escribir este manual, desde luego, sería esta:

“Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con él nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas.”

– Benjamin Disraeli –

Ya sabes de qué va esto, así que, no perdamos más tiempo…

Quiero ayudarte a descubrir tus riquezas…

¡Vamos a ser felices!

…

Páginas: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15